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Iñaki Arzamendi Echarri (15 Septiembre 1938 - 14 marzo de 1999)
Iñaki Arzamendi Echarri nació en Donosita el 15 de septiembre de 1938. Hijo de Patxi y Rafaela.
Cursó sus estudios sacerdotales en los Seminarios de Saturrarán y de Donosita. Se ordenó sacerdote el 15 de Agosto de 1965.
De monaguillo en la iglesia de Jesuitas, a seminarista en San Vicente. Cantó su primera misa en nuestra Parroquia “koxkera”, así lo recordó en su primer sermón… “En la Parte Vieja, una vieja iglesia, un nuevo sacerdote de Cristo para ayudar a los hermanos”. Cumplió con creces lo prometido destacando tres facetas principales de su personalidad: sacerdote, educador… y payaso (su continuo humor le llevó en numerosas ocasiones a ello; de hecho él mismo lo consideraba una segunda vocación).
Su espíritu educador, innato, fue el que le llevó a impartir clases primero en el Seminario de Saturrarán, años más tarde como profesor de religión en el Colegio Sagrado Corazón-Mundaiz (donde a su cese los jóvenes manifestaron su protesta) y más tarde en el Colegio de Los Angeles. Algunos de estos años compaginó su docencia con un trabajo en Altavoces Eguía, los conocimientos que allí adquirió ayudaron en un futuro a solucionar “varios apuros eléctricos”.
Como sacerdote cumplió con entrega según las circunstancias sociales, así estuvo de sacerdote-obrero en aquella experiencia singular de la Iglesia. Tuvo verdadera entrega y carisma con el apostolado de la infancia y juventud, sin menosprecio al trato “jatorra” con los ancianos koxkeros.
Él vivió el origen como coordinador de los Campamentos Juveniles Diocesanos. Colaboró con D. Juan Salsamendi en los campamentos Diocesanos en Navarra, primero en Urbasa y más tarde en Artabia.
Cuando estos campamentos desaparecieron, y contando con la casa que la Parroquia de San Vicente tenía en Muzqui-Navarra (adquirida por las Hijas de María en torno a 1968) comenzó con las Colonias de Verano. Buscó un numeroso equipo de monitores, en él había algo que “enganchaba” y consiguió enganchar a unos cuantos. De Muzqui salió en apodo de “Champi” ( para los que no lo saben y con todo el cariño de los monitores este apodo era debido a su “tipo de champiñón”). Allí entre juegos, baños en el pantano, comidas, excursiones, fiestas y oración nos dio lo mejor de su persona. Memorables fiestas de disfraces y cantos apropiados; muchos recordaremos aquella “indiada” como él como Gran Jefe Indio para saludar a los padres de los niños en torno al Fuego Sagrado… fuego que se repitió en otra ocasión con la primera Noche de Caldereros de Muzqui en la que como Reina nos dirigió su arenga desde el balcón de Casa del Alcalde.
Cada uno de los días de estancia en Muzqui tenía un lema educativo: naturaleza, compañerismo, gratitud a Dios, etc. Singular y muy recordado por todos los que allí pasaron el de “koskatrufa”, sola palabrota permitida durante dicho día para eliminar feas costumbres.
También tenía conocimientos y entusiasmo por la música que en Muzqui nunca faltó como música ambiente o en los momentos tras la cena (canturriadas); compuso la armonía para las distintas oraciones de bendición de la mesa; de los que allí por allí pasaron ¿quién no recuerda el “Bedeinkazuzazu Jauna gure…”.
Educador-organizador la Parroquia de San Vicente le asignó La Catequesis completa. Busqueda y preparación de muchos grupos de catequistas adultos y atención a los niños de Primera comunión y a los chavales de Tiempo Libre o Confirmación. Realizó un gran trabajo, primero con los padres y a través de estos con sus hijos (aquí tenía su cantera para Muzqui).
En kresala y su filial el Submarino, mantuvo la presencia sacerdotal y con ella la cercanía de la misión parroquial con todos, hombres, mujeres, jóvenes y niños, participando activamente en las actividades de la sociedad: Artzai ta Iñudeak (donde adaptó una tamborada que dirigió muchos años), Tamborrada, Carnavales etc. Allí fomentó la creación de los primitivos payasos “kixki, Mixki eta kaskamelón” que fueron origen de los hoy tan famosos Txirri, Mirri eta Txiribitón (ya de seminarista él mismo había formado una pareja de payasos que actuó con éxito en fiestas por los barrios).
No siempre estuvo adscrito a San Vicente, pasó por otras parroquias: Aldakonea, Bidebieta I y Trintxerpe, en esta última fundó Urdin Irratia, emisora parroquial de radio para enfermos con un equipo valioso de colaboradores.
En los últimos años de su vida y al ser su enfermedad “latente” y estar “enganchado” a la diálisis, volvió a San Vicente como colaborador oficiando eucaristías. El destino quiso que muriese en su piso de la calle Pescadería 11, donde había compartido su vida durante años con su madre y su sobrina.